La verdad es que yo iba alegremente por la calle San Nicolás del casco antiguo de Pamplona con una bolsa de gominolas en la mano y me encuentro a esta cuadrilla de "txikiteros" rodeados de una atmósfera jamonera. Menos mal que ya no llevaba ni un euro en la cartera, sino, ahora estaría dando buena cuenta de esos jamones que tienen tan buena pinta.
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